Las hipotecas para jóvenes, fueron un producto financiero con bastante presencia en el mercado de préstamos hipotecarios hace unos años. No obstante, en nuestros días apenas hallamos este tipo de hipotecas baratas. Vamos a examinar las razones por las cuales se hallan prácticamente desaparecidas del mercado.
Vaya por delante, que todavía en ciertas entidades de finanzas se comercializan productos bajo el leimotiv de hipotecas jóvenes. Normalmente se trata de productos que se parecen mucho a cualquier otro tipo de hipotecas, salvo en lo que se refiere a los límites de edad para la contratación y alguna bonificación extra. Estas bonificaciones vienen más dadas por la aplicación de periodos de falta, periodos de interés mixto o bien cuestiones afines, ya antes que por bonificaciones sobre los diferenciales, si bien asimismo pueden encontrarse de estas.
No obstante, si echamos con Fercogestion una ojeada al conjunto de la oferta hipotecaria en este país actualmente y lo equiparamos con hace tan solo una década, vemos que la diferencia de la presencia de estas hipotecas jóvenes es realmente abismal. En los periodos de máxima comercialización de hipotecas, las hipotecas jóvenes apostaban por respaldar las finanzas personales de los menores de treinta años desde condiciones provechosas. De todas y cada una de las maneras, estas condiciones provechosas no evitaron que buena parte de estas hipotecas jóvenes asimismo acabase tragada por la barahúnda de la crisis hipotecaria.
De qué forma eran las hipotecas jóvenes
Resulta complicado establecer una media que iguale a todas y cada una de las ofertas de hipotecas jóvenes, dependía mucho de cada entidad y del tipo del mercado e instante al que las entidades se dirigieran.
No obstante, si hallamos ciertas claves presentes en la enorme mayoría de estos préstamos hipotecarios para jóvenes. Empezando por la imposición de límites de edad para la contratación, que frecuentemente se fijaban en los treinta y cinco años como máximo y evidentemente en los dieciocho años por lo menos.
Otro sistemas de estas hipotecas, era la concesión de plazos de amortización mayores que los que se aplicaba a la media de las hipotecas tradicionales. Hay que tomar en consideración en este sentido, que estábamos hace una década en plazos de amortización medios de treinta y cinco años, con lo que no era bastante difícil localizar hipotecas jóvenes con plazos de amortización de hasta cuarenta años.
Desde la perspectiva de los intereses es verdad que acostumbraban a presentar diferenciales más bajos que la media de la hipoteca tradicional, mas, al unísono, estos diferenciales no distaba mucho de las mejores ofertas de hipoteca a tipo variable para todos y cada uno de los perfiles. O sea, si presentaba una diferencia en lo que se refiere a los modelos de interés, mas no era una diferencia verdaderamente substancial con respecto a otras ofertas.
Para finalizar, se trataba de un tipo de hipotecas en las que se fortalecía la posibilidad de escoger periodos de carencia a lo largo de los primeros años de vida del préstamo, al lado de opciones de conjuntar periodos a tipo mixto con periodos a tipo variable.