¿Qué hacemos con todo lo que no deseamos, que no deseamos o bien que necesitamos vender por el hecho de que no llegamos a fin de mes?, ¿Dónde termina?, ¿Hasta dónde llega el negocio que hay tras esos millones de móviles, turismos, muebles y electrodomésticos que no deseamos? Son preguntas que nos proponemos cuando comenzamos a investigar un campo que descubrimos tan opaco como rentable.
Nos preguntamos por qué razón, día tras día hay más tiendas de segunda mano en nuestras calles, ¿son tan rentables? ¿de qué manera lo logran? Las contestaciones son sorprendentes. La crisis ha disparado sus beneficios: la compra y venta de artículos utilizados, se transforma en un negocio que aprovecha la necesidad de millones de españoles por vender todo lo que preservan y aún tiene un valor. Si quieres comprar o vender algún objeto de tu casa visita esta web.
El producto estrella de la segunda mano son los móviles. Los aparatos de nueva generación son los que tienen más valor. Mas descubrimos que los teléfonos viejos no terminan en la basura: por increíble que parezca los teléfonos guardados en un cajón desde hace unos años, se siguen vendiendo: seguimos su pista hasta África.
Los electrodomésticos nuevos, nos cuestan más caros pues pagamos una tasa a fin de que se reciclen. Por ley deben terminar en puntos limpios o bien plantas de tratamientos de reciclaje mas ¿Qué ocurre en la realidad? Debimos observar a lo largo de días puntos limpios de nuestras ciudades para saber precisamente qué ocurre. Todo cuanto vimos y verificamos nos ha sorprendido más de lo que imaginábamos.
Descubrimos que en el caso de los electrodomésticos, solo la mitad, termina en puntos limpios o bien plantas de tratamiento de restos. ¿Y el resto? El resto se ha transformado en el negocio ilegal de un complejo circuito que tiene en nómina a transportistas, talleres furtivos y establecimientos de segunda mano.
Asimismo nos ha sorprendido el destino de los muebles de segunda mano que donamos a una O.N.G.. En el programa descubrimos que esas donaciones mantienen un imperio con decenas y decenas de empresas… poquísimos trabajadores y cientos y cientos de voluntarios que trabajan sin contrato ni salario. Todo, merced a los muebles utilizados.
Por todo ello, lo más serio es encontrar un intermediario que pase de un consumidor a otro el producto y poder darle una nueva vida útil, así respetaremos además el medio ambiente.